Un espléndido sol cubano se asoció al encuentro. En esa ocasión, Rodrigo renunció a toda pretensión de protagonismo, asegurando que iba a visitar “al más grande” y poniéndose de rodillas ante Diego, apenas se encontraron. El primer abrazo fue el martes 6 de junio, en Macumba, un restaurante de La Habana donde suelen presentarse los mejores shows musicales. Rodrigo iba decidido a sorprenderlo con la canción que le había dedicado especialmente al Diez. Lo que no sabía era que Diego ya venía tarareándola (alguien se la hizo conocer ), chocho de la vida desde unos días atrás. Guitarra en mano, delante de un Maradona emocionado, Rodrigo cantó su ofrenda:
En una villa nació, fue deseo de Dios, crecer y sobrevivir a la humilde expresión, de efrentar la adversidad con afan de ganarse a cada paso la vida. En un potrero forjó una zurda inmortal con experiencia, sedienta ambición de llegar de cebollita, soñaba jugar un mundial y consagrarse en primera. Tal vez jugando pudiera a su familia ayudar. A poco que debutó Marado! Marado! La doce fue quien coreó Marado! Marado! Su sueño tenía una estrella llena de gol y gambetas y todo el pueblo cantó: Marado! Marado! Nació la mano de Dios Marado! Marado! Sembró alegria en el pueblo Llenó de gloria este suelo.
Cargó una cruz en los hombros Por ser el mejor Por no venderse jamás al poder enfrentó Curiosa debilidad si Jesús tropezó por que él no habría de hacerlo La fama le presentó A una blanca mujer de misterioso sabor y de prohibido placer que lo hizo adicto al deseo de usarlo otra vez involucrando su vida Y es un partido que hoy día El Diego esta por ganar A poco que debutó Marado! Marado! La doce fue quien coreó Marado! Marado! Su sueño tenía una estrella Llena de gol y gambetas Y todo el pueblo cantó: Marado! Marado! Nacia la mano de Dios Marado! Marado! Sembró alegría este pueblo Lleno de gloria este suelo. Olé Olé Olé! Diego! Diego!
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